Aunque no es una situación nueva en la margen derecha del río Guatapurí, la llegada de la temporada de lluvias vuelve a encender las alarmas, y sale a relucir que hasta ahora nada se ha hecho por proteger a las más de 70 familias, venezolanas y colombianas, que habitan a orillas del afluente con al temor de ser arrastrados por la fuerza del agua.
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Son noches interminables, padres, madres y niños, se convierten en vigilantes de la naturaleza, no logran conciliar el sueño solo con escuchar el estruendo que genera la fuerza del río, el cual se alimenta de las lluvias que durante las últimas horas se vienen registrando en el territorio.
Atentos se mantienen los miembros de las familias, entre las que se encuentran además retornados colombianos, quienes ante el déficit habitacional en el municipio de Valledupar, y la falta de recursos económicos, se han visto en la necesidad de construir viviendas improvisadas y en espacios en los que solo Dios los protege.
En el lugar se observan casa construidas en madera, cartones y plásticos; una pobreza que campea entre los patios cuya vista es la orilla del río, como es el caso de Esteban Acosta, retornado colombiano, que dice estar consciente del peligro que corren él, su esposa y tres hijos, pero por el momento no tiene otra alternativa y solo implora por la ayuda gubernamental para evitar una tragedia.
Asegura que con la llegada de las lluvias, a diario el nivel del río aumenta, incluso se observa que el agua está llegando cada vez más al área habitada por estas casi 80 familias. “Esto no es nuevo, en el 2020, en plena pandemia, pasamos un susto grande, los gaviones cedieron y el terraplén fue arrasado por la fuerza del agua que se llevó a su paso casas, árboles y todo cuando conseguía. Aquí han venido a hacer visitas técnicas, llegan representantes de las alianzas internacionales y del Gobierno municipal, pero la solución no se materializa, no hay voluntad de los gobernantes, quizás porque en su mayoría son familias migrantes venezolanas”.
Se encienden las alarmas
Rafael Morales, presidente de la Fundación Soy tu Amigo, reiteró que las personas corren un riesgo inminente. La Gerencia de Fronteras de la presidencia de la República, estuvo en el lugar en el mes de noviembre de 2020, febrero de 2021 y hace dos meses fue la última visita, cuyos funcionarios están haciendo fuerzas para ubicar recursos para el dragado del río, ya que hay una parte que está afectando el cauce y hace que se desvíe hacia las viviendas.
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“Es una situación compleja, más aún porque el sector ha sido sobrepoblado, cuando se dio el último pico de la pandemia, muchas familias fueron desalojadas de donde vivían y ahora hay muchas más personas en el lugar, el riesgo está latente. Desalojarlos de esos espacios es imposible, porque son familias que viven del día a día, no tienen para pagar arriendos”, dijo.
Reiteró que en el barrio 9 de Marzo se está en alerta máxima. “Nosotros no hablamos de reubicación, sino que con el Banco de Maquinaria Amarilla, que es lo que se prometió en las reuniones pasadas, hagan el dragado para que el gavión, que se llevó el río en octubre del año pasado, pueda ser restablecido”.