Álvaro Iglesias
Tras revisar diferentes modelos de desarrollo del contexto nacional e internacional, existe una variable importante en la dinámica de crecimiento de los diferentes sectores, como lo es el apalancamiento público para actividades estratégicas generadoras de empleo. Éste apalancamiento siempre está coordinado o armonizado en una política clara que contempla un análisis de competitividad coherente con las ventajas comparativas de las regiones.
En Colombia hay ejemplos plausibles de esos modelos, verbigracia el impulso del turismo en el eje cafetero, el desarrollo de sectores estratégicos como calzado, confección, metalmecánica y joyería en Santander, cultura en Antioquia etc. Todos ellos con un sello característico y diferencial claro, una política pública concertada con el sector privado coherente y visionaria, de tal forma que convierten ciudades y regiones en sectores de clase mundial.
La gran inquietud que por muchos años nos asalta es cuál es el modelo de nuestra región. ¿Cuál es la política de largo plazo visionada desde lo público? ¿Cuál es la propuesta del sector privado? Hace algunos años se realizaron esfuerzos importantes de planeación como fueron la agenda de productividad y competitividad, el plan estratégico Cesar 2017, el plan estratégico de competitividad, y así algunos otros documentos; sin embargo, el resultado ha sido nulo a juzgar por la realidad que es la ejecutoria o implementación de algunos de los proyectos allí contemplados, y ello ha traído consigo que cada gobierno genere propuestas aisladas que responden más al querer del gobernante de turno que a un norte real de posicionamiento en el ámbito empresarial de la región.
Es común escuchar propuestas como de crear empresas de calzado, otras veces se les ocurre proponer sellos propios, otras veces quieren crear empresas de aguas y así cualquier cosa que se les ocurre con el argumento que eso lo consume el departamento, olvidando los principios elementales de creación de empresas de clase mundial, y todo lo relacionado con la feroz competencia, realmente es mucha la emotividad sin conocimiento de causa real.
La tarea es muy sencilla pero se debe definir e implementar sin tanta improvisación; el ejemplo lo tenemos en todas partes del mundo, desde ciudades americanas que viven de atractivos turísticos (parques de diversiones, hoteles con diferentes ambientes generadores de riqueza), hasta ciudades como Bucaramanga, en la cual visionarios empresarios que administran lo publico decidieron apostarle a un modelo competitivo con líneas claras de capacitación sectorial, entrega de tecnología, apalancamiento financiero, y búsqueda de mercados previamente explorados. Es así como una vez fortalecidos en esos sectores florecieron empresas que aprovecharon ventajas competitivas y comparativas, no lo que vemos en nuestro medio. La tarea aquí es definir hacia dónde va la inversión y en qué magnitud, si responde al querer del sector privado, emprender la formación especifica, generar tecnología para ese sector, fondear recursos financieros, y hacer el acompañamiento vendiendo lo que se construyó.
Finalmente, vale la pena revisar no solo si existen en nuestros planes de desarrollo programas coherentes con nuestra dinámica productiva, sino con qué recurso se cuenta para la implementación de los mismos; sería importante saber si se tiene claro el rumbo de nuestra vida económica en los próximos años, la población crece y crece «sin control», cada día salen de nuestras universidades más profesionales buscando alternativas laborales, crece la informalidad, en fin, la tarea no admite espera, es un acto de responsabilidad y prioridad definir este tema, no más ideas sueltas y desenfocadas, no más proyectos aislados, menos prosa más acción!