Por un Cesar educado

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Sería pretencioso resumir en poco texto una propuesta ‘summum’ para superar la compleja coyuntura que vive actualmente el departamento del Cesar.

Ahí va, sin embargo. Las cifras o indicadores económicos actuales, sin que la pandemia del Coronavirus sea su causante primigenia o única, producen urticarias: los índices de pobreza monetaria, pobreza multidimensional, desempleo, informalidad, etc., nos ubican en lugares poco honrosos en el comparativo nacional.

Y podría ser peor al tenor del decaimiento del carbón, el estado anémico del campo y la amenaza contra nuestro medio ambiente.

Un poco de historia. Por el empuje mostrado en sus primeras décadas de creación, y sin necesidad de ilustrar en este texto el por qué, el Cesar era llamado ‘Departamento piloto de Colombia’. Íbamos raudo para el cielo…de pronto se aminoró la marcha, se avanzó en medio de atollamientos y desaparecieron los líderes capaces de concitar voluntades para empujar en un mismo sentido.

No se formó o construyó capital social ni cultura colectiva. Los  líderes creadores del Cesar no engendraron herederos de su verraquera. Algunos pocos que asomaban, fueron decapitados por la violencia guerrillera o paramilitar o proscritos vía judicial.

Si algún sector – privado, gremial o académico – hubiese sobrevivido, seguramente haría de contrapeso… y no estaríamos estrangulados por el abrazo del oso. Hoy campea la corrupción, llevándose por delante la democracia, la institucionalidad y la ciudadanía.

¿QUÉ HACER, PUES?

La lógica nos enseña a potenciar las fortalezas del territorio, inmensas por cierto:

  1. Posición geo estratégica de Valledupar. Si le pusiéramos dientes, se podría desarrollar el concepto de Ciudad-Región para ofrecer, de manera competitiva con otras regiones, los bienes y servicios – salud, educación, entretenimiento, etc. – que demanden los municipios vecinos.
  2. Su folclor, en especial la música vallenata, incluyéndole su ‘quinto aire’: la hospitalidad valduparense. Su etno y ecocultura, su río Guatapurí y el Parque de la Leyenda Vallenata (PLV), ahora de propiedad del municipio, nos permitirían desarrollar, como política pública, el sector turístico. Planear a Valledupar en convivencia armónica con nuestros ríos, en especial el Guatapurí. Como el futuro está unido umbilicalmente con el pasado, hay que resembrar la música vallenata autóctona. Con ese bastión del PLV, desarrollar, acaso en alianza público/privada, un centro o parque nacional de la cultura vallenata.
  3. La feracidad de sus tierras, su vocación agropecuaria y su caudalosa realidad hídrica, nos permitiría recuperar al Cesar como despensa agrícola. Lógico, irrigando su campo e irrigando las alternativas necesarias para su rentabilidad.
  4. El ‘canicular’ sol que abrasa algunas regiones del departamento nos potencia para energía alternativa, ya experimentado con éxito en algunas latitudes.

¿DEFICIENCIAS O AMENAZAS?

Hay fortalezas, pero también deficiencias o amenazas que deben superarse so pena de seguir estancados.

  1. Precariedad de la infraestructura
  2. Poca actitud competitiva, asociativa y prospectiva
  3. Orfandad de liderazgo político… inclusive, se desaprovecha la coyuntura de muchos talentosos tecnócratas cesarenses en ámbitos de poder nacional

¿CÓMO HACERLO, PUES?

Lo más grave para el Cesar es La crisis para la gestión de la crisis (Manuel Castells). Percatados de la crisis, no sabemos cómo gestionarla. Habituados al individualismo y a su criatura, el síndrome de Procusto (ensañarse con lo que sobresale), no sabemos cómo asociarnos para construir consensos y una visión del territorio, requisitos sine qua non para enfrentar adversidades dimensionales (sobre todo la corrupción) y sembrar futuro.

  • Hay que desarrollar capacidad asociativa para ganar en institucionalidad, democracia y ciudadanía, antídotos de la corrupción. Ya existen algunas instituciones paralelas que deben robustecerse (intergremial, Aviva, Cesore, etc.) y construir otros (Comité de transparencia, Procesar, Observatorios, etc.)
  • La asociatividad debería llevarnos a una visión departamental de largo aliento para definir vocación de cada municipio (ya existe un estudio sobre el uso del suelo)
  • LO FUNDAMENTAL ES LA EDUCACIÓN para cambiar el chip del individualismo, árido para la asociatividad, la construcción de visión de largo plazo y la institucionalidad. También seguirían deficitarios la democracia y el ejercicio de la ciudadanía. Sin educación y sin oportunidades seguirá campante la corrupción.

Necesitamos apostarle con pasión a un Cesar Educado, pero educado, además y sobre todo, en ciudadanía, solidaridad, competitividad y sostenibilidad ambiental.

 

* Abogado. Periodista. Fundador y exdirector del periódico El Pilón. Director de Enfoque Vallenato. Gestor de asociatividad.

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