Se están cerrando los ciclos políticos y los actuales gobernantes pronto empezaran a entregar sus despachos. Va siendo hora, por lo tanto, que desde la sociedad civil y desde la condición de ciudadanos nos preguntemos qué tanto avanzaron en los logros sociales para los cuales fueron elegidos.
Desde CESORE y en alianza con ENFOQUE VALLENATO, queremos hacer un breve balance del camino hasta ahora recorrido por el departamento del Cesar en el tema de pobreza, analizada en sus dos dimensiones: la pobreza monetaria y la multidimensional. La primera refleja las condiciones de ingreso. La segunda, las privaciones o no que en salud, educación, vivienda, empleo y niñez/juventud tiene una familia.
Son medidas complementarias para entender una problemática compleja, como es la pobreza. Mientras la primera nos dice el nivel de recursos económicos con que cuenta el hogar, es decir, su ingreso; la segunda se refiere a si se tiene el acceso o no a ciertos bienes públicos (salud, educación, etc.) que el Estado debe brindar a sus nacionales.
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Pobreza Monetaria
Para el Departamento del Cesar, actualmente, existen dos indicadores para medir la pobreza: 1) la Línea de Pobreza monetaria (LP) y 2) el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM). Para la primera, el DANE ha establecido que una familia cesarense (4 personas) que reciba menos de $ 1.017.000 mensuales se considera pobre. Por lo tanto, dicha línea de pobreza mide el conjunto de personas que se encuentran por debajo de ella, que para el año 2018 fue de 42.9%. En resumen, y en cifras redondas, 500.000 personas son pobres en el Cesar, mientras que 650.000 no lo son.
Si bien el departamento ha evidenciado una disminución de casi 20pp en pobreza monetaria en la última década (Gráfica 1), el Cesar aún sigue siendo uno de los departamentos más pobres del país, el sexto más pobre. (Gráfica 2). El departamento tuvo un comportamiento positivo en la reducción de la pobreza hasta el año 2014, pero a partir de allí ha tenido un cuatrienio perdido, en donde no sólo no ha progresado, sino que ha retrocedido en la lucha contra la pobreza.
Para matizar un poco, se puede afirmar que tampoco el país ha avanzado mucho, dado que en 4 años logró pocos resultados en la lucha contra la pobreza. Sin embargo, mientras el país disminuyó la pobreza en 1.5 puntos, el departamento la subió en 2.0 puntos en el mismo período.
En el 2018 el departamento fue el tercero con mayor incremento de pobreza (2.2pp), lo que representó un aumento de cerca de 25 mil nuevos pobres. (Gráfica 3). La reflexión, entonces, es doble: ¿qué faltó para hacerlo mejor en la lucha contra la pobreza en el último cuatrienio, incluyendo el último año? No somos un departamento pobre. En los últimos 10 años se han recibido más de 2 billones de pesos en regalías y el presupuesto total anual del departamento es cercano al billón de pesos, entonces, ¿por qué se es tan poco efectivo en la lucha contra la pobreza? ¿Qué factores nacionales y cuáles locales están influyendo?
Gráfica 1. Incidencia de Pobreza Monetaria (%), Cesar y Colombia
Gráfica 2. Incidencia de Pobreza Monetaria (%), 2018
Gráfica 3. Variación de la Pobreza Monetaria (2017-2018)
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Pobreza Multidimensional
Sin embargo, este enfoque monetario contempla únicamente la carencia de ingresos y, por ende, no alcanza a medir el panorama general del bienestar de las personas. Por esta razón, con el IPM, como su nombre lo indica, se pretende dar una aproximación multidimensional a la condición de pobreza, pues tiene en cuenta 15 variables agrupadas en 5 dimensiones: 1) condiciones educativas del hogar, 2) condiciones de la niñez y juventud, 3) trabajo, 4) salud, y 5) servicios públicos domiciliarios y vivienda. En el cuadro 1 se observa en detalle cada variable.
Cuadro 1. Dimensiones y variables del IPM
Para el caso del Cesar, el Índice de Pobreza Multidimensional se mantuvo casi 13pp por encima del nivel nacional (Gráfica 4) y ligeramente por debajo de la región Caribe (33,5%). Esto muestra que, si bien esta cifra es considerablemente menor que la incidencia en pobreza monetaria, una gran proporción de los habitantes del departamento (380.000) se considera pobres según este análisis, dado que no cumplen por lo menos 5 de las 15 variables del IPM.
Gráfica 4. Incidencia del índice de Pobreza Multidimensional IPM (%), 2018
Ahora bien, es importante analizar por separado cada variable que compone el IPM, pues esto permite orientar las decisiones de política pública en el departamento.
En el caso del Cesar (Gráfica 5), es evidente que estas intervenciones deben estar dirigidas a (i) el mercado laboral por la alta informalidad que se registra; 86,9% de los hogares tienen una persona que no cotiza para su pensión. (ii) En aumentar el logro educativo, pocos años de estudio de los mayores de 15 años, 51,6% de los hogares; y la tasa de rezago escolar de los jóvenes es alta, 37,6% de los hogares. Si bien son importantes las políticas enfocadas en la inclusión social, la ampliación en la protección social y el mejoramiento de las condiciones habitacionales, es aún más relevante cubrir temas en educación y mercado laboral para reducir cifras en pobreza.
Gráfica 5. Privaciones del índice de Pobreza Multidimensional, Cesar 2018
Teniendo en cuenta que el Cesar es un departamento que genera ingentes recursos del sector minero, las transferencias por concepto de regalías deberían verse reflejadas en un mejoramiento de las cifras de pobreza, pues se espera que haya mayores inversiones sociales que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes. Sin embargo, como se mostró anteriormente, el departamento no logra soltar las amarras de la pobreza. Si las inversiones fuesen más efectivas deberíamos estar a niveles del Meta, por ejemplo, otro departamento que tiene importantes recursos minero energéticos. Pero no se está logrando, por lo menos en este último periodo, lo que sí se pudo en años anteriores.
Terminamos diciendo entonces que la lucha, y las medidas contra la pobreza en el Cesar, necesitan de mayor efectividad para ganar esa batalla; por ahora se va perdiendo. Queda menos de un año de los actuales gobiernos – departamental y municipales – y esperemos que las inversiones realizadas en años anteriores empiecen a dar sus frutos en la próxima medición de pobreza que se haga.