La inmovilidad en Valledupar

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La malla vial, en los últimos años, se ha convertido en un dolor de cabeza para los vallenatos, no solo por lo tortuoso de la movilidad, también por la imagen de abandono que irradia la ciudad.

Es una paradoja para los residentes en la ciudad. Mientras la perciben como una ciudad en crecimiento – en lo económico, urbanístico, social, cultural, etc. – esa percepción idealizada choca con la realidad, con la mala presentación de la ciudad: contrasta con los cráteres, con la ruptura permanente y desprogramada de vías, con el desorden de su tránsito, con la ausencia de solución pluvial, problemas que indisponen al ciudadano, y más al conductor de vehículo, carro o moto, con frecuencia averiados por el mal estado de las vías. E indispone también al comerciante, afectado por la poca accesibilidad a su negocio, e indispone al peatón, obligado a hacer acrobacias para moverse en las calles de Valledupar. Es en las vías, en las calles, en la facilidad para la movilidad, donde se denota el progreso de un municipio. Las buenas vías significan prosperidad.

Los expertos califican a Valledupar en un rango regular en el tema malla vial. “En Valledupar se observa un mal estado de la malla vial, esto debido a que hace muchos años no le realizan mantenimiento, la estructura es vieja y el mantenimiento de las vías debe ser una constante. Además, existe la mala costumbre que cuando el personal de servicios públicos realiza mantenimientos, rompen y arreglan mal las vías. Hay que aceptar que la actual administración ha hecho unos mantenimientos, pero no han sido los suficientes para determinar el cambio del estado en las vías en la ciudad”, señaló Heriberto Mendoza Vega, reconocido Ingeniero Civil de la ciudad.

Para Mendoza, otro de los problemas que empeoran la malla vial de este municipio son las vías que construyen los urbanizadores privados, las cuales no son recibidas por la municipalidad. “Estas vías están presentando deficiencia en su calidad; después de un tiempo esas vías las tendrá que reconstruir el municipio, por no hacer auditoria desde el principio”.

Otro ingeniero civil experto en vías y transporte, Roberto Villadiego, coincide con la opinión de su colega Mendoza: “El estado de la malla vial de Valledupar es regular, se evidencia el poco mantenimiento que se le ha realizado a sabiendas de que el buen estado de las vías depende mucho del mantenimiento preventivo, el cual debe hacerse de manera periódica para evitar daños mortales en la vía”. Las anteriores observaciones se generalizan para todas las vías de la ciudad, sobre todo, lo que es peor, en las avenidas, previstas como de flujo rápido.

Como suele suceder, funcionarios y amigos de la Administración Municipal tienen otra perspectiva del problema. Afirman haber recibido la malla vial de la ciudad en un estado lamentable y vergonzoso y que es esta administración, con inversiones significativas, la empeñada en mejorarla.

Según el secretario de obras públicas, Juan Pablo Morón Riveira, en lo corrido de la presente administración, “el municipio ha invertido $4.000 millones en la malla vial con la reposición de placas y reparcheo asfáltico…Esta es una segunda etapa, continuación de lo que desde el principio de gobierno hemos estado realizando, tapar más de mil huecos. Ya se ha finalizado la pavimentación de la Avenida Fundación, Dundakare, Cinco de Enero, Garupal IV etapa, Candelaria Norte, 450 años, Populandia, Villa Consuelo y Cicerón Maestre.

Ahora viene otro nuevo paquete con el que queremos intervenir todos los puntos más críticos, en pavimento vienen tres proyectos importantes que suman $25.000 millones.”

Déficit histórico

Sin duda, el pasado abraza el presente. Y muchas veces es abrazo de oso, estrangulador. La historia reciente de Valledupar – 30 años, aproximadamente – evidencia un contraste que conturba el ánimo y llena de coraje a los valduparenses, sobre todo a los que llegan o pasan del quinto piso. Por un lado, un crecimiento vertiginoso, casi de pueblo a ciudad: de unas pocas decenas de barrios en la década de los 80, a más de 250 en la actualidad. De un poco más de 100 mil habitantes por aquellas calendas, a más de 450 mil asentados actualmente en la ciudad, amén de la población flotante (por su condición de ciudad-región, de epicentro de desarrollo) cercana al millón de habitantes en demanda de bienes y servicios. El parque automotor por lo menos se ha quintuplicado… el crecimiento ha sido geométrico.

En contraste, el crecimiento en malla vial no llega ni siquiera a lo aritmético. Pocas han sido las nuevas vías construidas. Se cuentan por montones los barrios sin acceso vial, o con pésimo acceso, que es lo mismo. Los ejes viales fundamentales de la ciudad suelen ser intransitables, invadidos por huecos que parecen hechos por un bombardeo de guerra, todo lo cual arroja un haz de desesperanza, de pesimismo, de desconfianza hacía las administraciones: en sus manos se deshace la ciudad, parece ser el imaginario ciudadano.

Sin embargo, según Jair González Vigña, secretario de Obras Públicas de la anterior administración, “la ciudad empezó a ejecutar unos objetivos para mejorar la movilidad y sus interconexiones, los cuales están plasmados en el denominado Plan Valledupar 2030, un plan integral que con la ayuda de Findeter y el Banco Interamericano de Desarrollo busca proyectar a Valledupar como Sorpresa Caribe; es un proyecto diseñado desde la pasada administración, que en estos momentos se encuentra en etapa de ejecución.

“En nuestro periodo, sostiene, se generaron una serie de estudios requeridos por la ciudad…durante nuestra administración se hizo la avenida Sierra Nevada y se proyectó lo que ejecutó la actual administración (Avenida Fundación, 450 años y la carrera 27), toda esta proyección quedó plasmada en el plan 2030, e institucionalizada con Findeter en el año 2015…Con base a esto, este año la recuperación de la malla vial inició una nueva etapa con la adjudicación del contrato de reposición de placas en concreto hidráulico premezclado  y la adecuación de espacio público mediante la reparación y construcción de andenes, separadores y bordillos en diferentes sectores del municipio”, remató.

Sin embargo, de acuerdo a varios ingenieros consultados, si bien la avenida Sierra Nevada, una de las pocas vías construida en los últimos 30 años, solucionaba un grande problema vial de la zona norte (de las glorietas del Acordeón y Las Piloneras al colegio Rodolfo Campo Soto, de COMFACESAR), casi aislada del centro de la ciudad, la solución se antoja parcial pues “en épocas de lluvias se inhabilita para ser transitada. Es un verdadero río el que corre por uno de sus carriles…”

Conforme a Morón Riveira, la administración avanza con la construcción de nuevas avenidas y pavimentos urbanos. “De la mano del gobernador Francisco Ovalle y el SIVA, se construyen tres importantes vías en la ciudad, con una inversión de $54.843’413.867 (de los cuales el municipio aporta $12.946’551.778 para redes húmedas), interviniéndose y rehabilitándose más de 5 kilómetros de vías y construyéndose 6 kilómetros más en pavimento urbano para abrir vías en 11 barrios de la ciudad”.

Y el SIVA, qué…

El SIVA, ente gestor del Sistema Estratégico de Transporte Público de Valledupar – SETP en la capital del Cesar, es el encargado de ejecutar estas obras de gran envergadura. Según los reportes oficiales, hasta la fecha llevan más de un 95% de avance en su ejecución en lo que respecta a proyectos de construcción y rehabilitación de la malla vial, espacios públicos, ciclo rutas y redes de acueducto, alcantarillado sanitario y pluvial, obras necesarias para la puesta en marcha del SETP, en la ciudad.

La gerente del SIVA, Katrizza Morelli Aroca, indicó que las cifras que más se destacan en la Avenida Fundación son los 46.900 m2 de pavimento construido en concreto rígido. La intervención en redes húmedas alcanza los 16.068 ml de alcantarillado sanitario y pluvial y 10.968 ml de acueducto. Los  espacios públicos en adoquines registran 38.568 m2 de intervención.

De igual forma, afirma Morelli, se han instalado sumideros para las aguas lluvias donde ambas calzadas se encuentren pavimentadas en su totalidad  y puestas en servicio para el tráfico vehicular y peatonal, además de la construcción de 133 contenedoras de raíces para  árboles nuevos.

Según el SIVA, las intervenciones viales en construcción o rehabilitación le han cambiado la cara a la ciudad, sobre todo, la Avenida 450 Años (29.775 m2 de pavimento en concreto rígido, 1.208 ml de redes de acueducto y 4.843 ml de alcantarillado sanitario y pluvial, 8.940 m2 en  espacios públicos y 6.120 m2 de ciclo ruta construida), para constituir espacios públicos amables e incluyentes, con lo cual se soluciona la conectividad que no existía con la Central de Abastos y una vasta zona del suroriente de la ciudad de Valledupar. Las dos mega obras le aportarán a la ciudad más de 76.675 m2 de nuevas vías con una vida útil diseñada para más de 30 años.

De la misma manera, la gerente de SIVA indicó que se construirán vías de priorización para el peatón en el marco de la Plaza Alfonso López, con una inversión de 31 mil millones de pesos,  la glorieta de La Ceiba tendrá una ampliación de ochenta metros de diámetro, cuya inversión será de 10 mil millones de pesos, en la intersección de la glorieta Los Gallos serán instalados sistemas semafóricos con el fin de mejorar el tráfico vehicular, la inversión tendrá un valor de 1.600 millones de pesos. En cuanto a la glorieta de La María Mulata, se están definiendo los diseños definitivos y para esta obra se  destinarán 6.500 millones de pesos.

¿Realidad o percepción?

A pesar de todos los esfuerzos y balances positivos que entrega el gobierno municipal,  la ciudadanía considera que  para darle una nueva cara a la malla vial hace falta un largo camino por recorrer. Las personas residentes alrededor de las obras que avanzan en la ciudad, ya sea por sus locales comerciales o residencias, presentan quejas por los perjuicios causados. Así mismo, conductores que transitan día y noche por las calles de la ciudad, tiene su propio concepto sobre el estado de las calles de Valledupar.

Para José Guerra, motociclista de la ciudad, el alcalde debería cobrar el valor de la placa a las personas o empresas que hacen las fisuras en el pavimento. Indicó el caso concreto de Gases del Caribe. De otro lado, expresa que “está muy bien que la administración haya hecho nuevas pavimentaciones, pero el verdadero problema está es en las calles viejas de Valledupar a las que no han intervenido ni hecho mantenimiento, por ejemplo, la carrera novena, la cuarta, la once y doce están llenas de huecos”.

Opiniones van. Opiniones vienen. Pese al esfuerzo que parece hacer la actual administración y el SIVA, sustentado con cifras, la comunidad sigue inconforme y pesimista, acaso por las deficiencias una vez entregadas, de pronto por su rápido deterioro, tal vez por tantas promesas incumplidas y tanta demagogia… el ciudadano del común sigue padeciendo la tortura de la movilidad. Los comerciantes se quejan. Los transportadores lloran. Los peatones maldicen… ¿será cuestión de simple percepción, o en realidad Valledupar, en cuanto a su malla vial, está intolerable?

 

 

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