La indisciplina social sigue agravando en el Cesar y Valledupar, lo que dicen algunos sería el detonante para incrementar los casos de manera desbordante. Líderes comunales denuncian además el incremento de estancos clandestinos.
En el corregimiento de Mariangola estas últimas prácticas no cesan, según una habitante que no quiso revelar su nombre por miedo a represalias; denunció a través de una emisora local parrandas escondidas en viviendas que comercializan alcohol, pero ni el inspector ni el corregidor han intervenido.
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“Parecen no comprender la gravedad del pico. Las cantinas clandestinas generan preocupación. Llamo al señor corregidor y a la Policía Nacional para que tomen cartas en el asunto, porque cierran y vuelven abrir”.
La Jagua de Ibirico
En el corredor minero del Cesar, Álvaro Castro, líder de La Jagua de Ibirico manifiesta que la pandemia está en su nivel dentro del municipio, y aunque han emprendido acciones de prevenciones, las personas no acatan.
Otra preocupación que expresa Castro es la demora en los resultados.
“La Secretaría de Salud hicieron las tareas de informarles a la comunidad, pero esta no acata, no hace el aislamiento. Entonces necesitamos que pongan mano, que nos digan qué hacer a quienes queremos evitar contagiarnos”.
Solicita a la sectorial que entregue un mapa epidemiológico que detalle el número de los casos, su localización y de esa manera, apoyar a que los contagiados no incumplan el aislamiento.
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Pone como ejemplo corregimientos como La Palmita y Boquerón, que cerraron puertas y el contagio ha disminuido. Actualmente en La Jagua de Ibirico hay 351 casos positivos.