EL DEPARTAMENTO DEL CESAR EN LOS TIEMPOS DEL POSCONFLICTO

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En los tiempos del pos conflicto colombiano es necesario estimular y proponer, a quienes estén interesados, entre los 8.268.758 de victimas  (Red Nacional de Información RNI, 1-XI-2016) afectadas por el conflicto armado; más los 58.161 reinsertados (Agencia Colombiana para la Reintegración ACR, 2-X-2016), a la creación, desarrollo e implementación de proyectos de emprendimiento de carácter individual o asociativo, bien sea en condición de desmovilizados, victimas o reinsertados.

Esto, con el fin de brindarle una solución eficaz al problema que enfrentará este tipo de personas para insertarse activamente a la sociedad productiva, en la cual ellos puedan aportar y obtener los ingresos necesarios para vivir dignamente.

En contexto, es primordial interpretar que el reintegro de los afectados del conflicto a la sociedad colombiana, lo que también implica lograr una oportunidad laboral para éstos en medio de la deficiente oferta de empleos productivos, es un compromiso de todos. Solo así es factible una real rehabilitación social, suficiente para que se les reconozca como miembros activos y beneficiarios con derechos y oportunidades para alcanzar mejor calidad de vida en un escenario de equidad y posibilidades de realización, con sus aspiraciones y sueños negados en tiempos del conflicto.

Si bien el gobierno nacional, de consuno al Plan de Naciones Unidas (PNUD), lidera estos esfuerzos, aún no se materializa un acuerdo en torno al número y nombre de los municipios priorizados para el pos conflicto; sin embargo, en el Departamento del Cesar están opcionados para ser parte reconocidas los  municipios de: Agustín Codazzi, Becerril, Chiriguaná, Curumaní, El Copey, La Gloria, La Jagua de Ibirico, La Paz, Pailitas, Pelaya, Pueblo Bello, Aguachica, San Diego y Valledupar. Ello significa que estos municipios serían beneficiados con “desarrollo de Infraestructura, apertura de mercados y capitales, desarrollo agropecuario, programas de desminado, sustitución de cultivos de coca, creación de un fondo de tierras, etc.”.

En consecuencia, el momento reclama liderazgo y acción, por lo que el Departamento del Cesar necesita prepararse para vincularse y participar activamente con propuestas, planes y la implementación de estrategias que lleve efectivamente a la construcción de alternativas de rehabilitación y resocialización para las víctimas, específicamente en el campo laboral y productivo.

Con ocasión a ello, es importante proponer modelos de emprendimiento, tal es el caso de ecosistemas de emprendimiento[1], con lo cual, de una manera simple pero sostenible, se puedan garantizar condiciones favorables para las víctimas, a la vez que se configura un orden diversificado del aparato productivo regional con ideas de negocios viables, factibles y sostenibles.

Aquí cabe señalar que culturalmente las gentes del Cesar denotan un perfil empresarial; en efecto, en el ámbito del emprendimiento Valledupar registra un 57.9% de ocupados por cuenta propia; es decir, que la mayor parte de la población, trátese de profesionales, técnicos y trabajadores independientes, desarrolla formas autónomas de subsistencia económica, lo que muestra una significativa capacidad emprendedora, importante semillero para hacer de las oportunidades previsibles en el marco del posconflicto, asociadas a las fortalezas  endémicas, la siembra de un sistema económico regional fuerte, diversificado en la perspectiva del largo plazo.

Y, si bien la construcción de condiciones necesarias para un ecosistema para el emprendimiento requiere de capital, regulación, mercado, densidad, diversidad, cultura, liderazgo, formación y capacitación, así como rehabilitación, es conveniente que el Cesar se mire en el espejo del  posconflicto como una coyuntura inestimable para dar el salto hacia mejores estadios del desarrollo.

 

[1] El ecosistema del emprendimiento consiste en “el estudio, análisis y explicación de las diferentes relaciones complejas entre instituciones y personas emprendedoras con sus entornos académicos, sociales, políticos y económicos”. Carrión lo define como “un conjunto de especies primarias (clientes, proveedores, intermediarios, junto a la propia empresa) próximas a especies secundarias (propietarios, entidades gubernamentales, asociaciones) que representan a clientes, proveedores, además de competidores directos y potenciales”.

 Por: Jorge Luis Lacouture Capdevilla

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