Hace 151 años, en Puerto Rico, un 23 de septiembre, se cristalizaba la revolución puertorriqueña por su independencia de España, conociéndose históricamente como el Grito de Lares (Declaración de independencia), símil al Grito de Dolores (México), Grito de Ipiranga (Brasil), Grito de Yara (Cuba), entre otros.
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El levantamiento social se inició en Lares, un pueblo de Puerto Rico con un paisaje montañoso, frondoso verdor, clima tropical; lluvias, fincas, indígenas nativos de la región. ¿Suena familiar todo lo anterior?, ¿Reconoce una pequeña ciudad con esas características ubicada al norte de Colombia? más aún, ¿qué ciudad cuenta con los mismos paisajes que sirvieron de escenarios para inspirar a nuestros compositores y juglares del género que aún sigue moviendo fibras, sentimientos y cuerpos, llamado vallenato?
Claro, de esa misma ciudad hablo: de Valledupar. Hasta el momento nada dista entre ambos territorios, pero sigamos.
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Manuel Rojas daba el grito de libertad hacía las tropas de aquella isla del Caribe, indicándoles las necesidades de derrocar al gobierno en el poder para terminar con las prácticas de tiranía imperantes, argumentando lo siguiente: hacerle frente a la corrupción de funcionarios, colocarle fin a un gobierno sin éxito, aclarar los puestos de trabajo y aprovechar la mano de obra local.
Ahora sí voy a ahondar en nuestra realidad social. Desde el nacimiento, generalmente nos inculcan a crecer y estudiar para luego ‘ser alguien’ en la vida y alcanzar un puesto de trabajo que, lógicamente, debería estar ligado a nuestros estudios universitarios, pero ¿pasa esto realmente?
No pretendo dar respuestas a síntomas sociales que pueden tener génesis en cada uno de los hogares o cultura familiar en donde se nace; lo que sí pretendo es sembrar el pensamiento crítico que se nos niega en los espacios de estudios, en nuestra cultura machista y con poca visión profesional.
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Luego de alcanzar la cúspide universitaria y sentir el nervio de recibir ese tan ansiado cartón, si usted no se lo ha preguntado, véalo y pregúntese: ¿esto fue todo lo conseguido entre cuatro y seis años?, ¿significa lo que yo sé? creo que no, creo que usted sabe más, creo que usted y yo sabemos que, lamentablemente, muchos de nuestros pares solamente luchan por un cartón vacío, que en esos años de ‘estudios’ no hicieron nada, pero con la corrupción que corre por debajo de nuestras instituciones educativas, lo alcanzan y creen con eso ‘validarse’ ante el mundo, pero luego de ello ¿qué hacen?, no lo sé…
Yo sé que usted sabe que existen puestos políticos que los ejercen personas que no estudiaron y tampoco están capacitados para realizar las funciones que le corresponden a ese cargo. Yo sé que usted sabe que existen cartones comprados. Yo sé que usted sabe que existen compañeros que mágicamente aparecieron el día del grado y son felicitados como si hubiesen llevado una vida universitaria admirable y usted solo los vio tres veces por semana.
Estimado joven valduparense, la vida va más allá de hacerle campaña a un político y de entregarle sus 24 horas del día en una batalla de capa y espada a quien no esté a favor de los ideales del político que apoya, pero que no siempre son los mismos que los suyos.
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La vida va más allá de enemistarse con su círculo cercano de amigos por imponer sus ideas; la vida va más allá de celebrar porque su político argumentó mejor que la persona del otro bando. La vida, joven valduparense, es poder hacer lo que lo hace feliz, alcanzar sus objetivos por su sacrificio, ¿o acaso cree que ser un joven que apoya a un partido político le asegura un puesto en algunos de los sectores privados o públicos?, ¿cree que esa deba ser la forma de avanzar?, ¿cree que la educación que recibió se reduce a colocarse una camisa de color y repetir lo que dicen por los micrófonos?, ¿cree que el tiempo que invirtió en sus estudios deben ser premiados con levantarse a las 4:30 am, inflar globos, subir historias en sus redes sociales o pegar carteles en casas que nunca va a volver a visitar?
Yo creo que no. Yo creo que usted vale más que eso; creo que tiene que llegar el momento de realizar nuestro propio ‘Grito Juvenil’ y despojar las cadenas de ese círculo vicioso que lleva años imperando y que no nos ha llevado a ningún desarrollo ciudadano, cultural ni económico.
Lo invito a que no sea cómplice de cargos políticos que no van en beneficio de la comunidad sino de alguien en particular. Unidos somos más, somos una fuente de desarrollo; no apoyemos porque nos caigan bien o porque sean estéticamente atractivos.
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Que impere nuestra mente y capacidad de realizar cambios significativos en nuestra ciudad, la que tanto queremos y anhelamos volver al salir de ahí. ¿O no será que el estar detrás de un político camufla las pocas ganas de salir adelante? Lo dejo a vuestra discusión y espero comentarios pronto.
El cambio para arreglar esto nace en nosotros sin la necesidad de que otro vaya.

Psicólogo
Universidad de Chile
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Ojala muchas personas se tomaran el tiempo de leer, lamentablemente estamos en una sociedad sin mision, vision y sin futuro que necesita la riqueza de forma inmediata sin saber que un imperio se construye desde lo mas pequeño
Excelente y en absoluto acuerdo, aunque difiero en que a veces, ojo, no siempre, si favorece apoyar o «trabajar” para cierto candidato, dado que a través de este conseguimos ejercer y a su vez demostrar nuestras capacidades profesionales… o sea que la regla tiene excepciones, aunque no sea una constante.
Buena columna José Daniel torres un enfoque juvenil tras lo que viven los jóvenes